¿Qué es Escuela para Padres?
…“NO HAY RUMBO”, esto es lo que sucede en la sociedad, eso,
nos gritan los jóvenes…en la puerta de los boliches…, en las plazas… en
las puertas de los colegios…, en las puertas… de las puertas de nuestra
desazón…
Escuela para Padres es un espacio donde se puedan
brindar, desde lo profesional, recursos concretos para resolver problemas
concretos del seno familiar. Esto es problemas en la crianza de los hijos en
general, tengan la edad que tengan.
Principalmente describimos a los padres e hijos como
extraviados en un mundo cada vez más cambiante, donde se ha perdido el punto
de orientación.
Definamos entonces algunas cuestiones.
El punto de partida para la vida se ha dado dentro de una
pareja, sus integrantes son nombrados como padres biológicos por ser lo
encargados de la creación del nuevo ser.
Luego podemos localizar a aquellos encargados de la
crianza. A aquellos encargados de llevar adelante dicha crianza los
llamamos Padres.
Padres es más que un
nombre, es específicamente una función. Por ser el humano un ser social,
que debe ser preparado desde la primera infancia a vivir en grupos, cumplen los
Padres el rol de ser portadores de
las normas necesarias para la convivencia en sociedad.
Constituirse en un ser que se ubica dentro de las leyes de
una sociedad y posee raciocinio, nos da la característica de hombre.
Aquellos que no se incluyen dentro de la ley, carecen de la misma. Por
eso lo que esta por fuera de la ley suele ser nombrado como salvaje, primitivo
e inhumano.
Hablábamos
de la función Padres, como la que introduce a un ser viviente en
la categoría de humano, cuando esta función no se cumple, o se cumple
esporádicamente, tenemos un problema, un serio problema….
En muchos casos los padres biológicos, son los Padres. En otros casos la función Padres, la ejercen personas que no
necesariamente participaron en la creación del sujeto.
Decíamos que se ha perdido el punto de orientación, el
norte, el hilo conductor, o como queramos llamarlo.
Nos encontramos con niños pequeños, latentes, púberes,
adolescentes, jóvenes, y más, que no se enmarcan dentro de las normas,
que no reconocen las normas, y peor aun que no las han conocido nunca.
Los limites, los bordes de su cuerpo, los bordes del cuerpo
de los padres, los de los otros cuerpos, deben ser señalados. El niño no
reconoce los limites por si mismo, ni el peligro, ni puede discernir entre lo
bueno y lo malo. Es sin dudas la función Padres
la que hace posible esta diferenciación.
Si dejáramos a un bebe gateando en una vereda, jamás él
reconocería el peligro de bajar a la calle, seguiría gateando en dirección a lo
que su curiosidad lo lleve. Es allí necesaria la orientación de Padres, para ir marcando los bordes no
transitables, y los permitidos.
De la misma manera sucede en cada etapa de la vida: en cada
etapa volvemos a gatear ante cada nueva situación, tanteando el terreno, y
seguiremos tanteando según nuestra curiosidad, hasta tanto se nos detenga. Esto
nos muestra claramente que la función Padres
acompaña cada etapa de crecimiento ineludiblemente, y dicho
cordón-borde-limite, va adquiriendo distintos nombres, según la edad en la que
nos ubiquemos.
Los padres dicen: “como no sé qué hacer, no hago nada”.
Esto nos va a dar un indicador de la falta de ley, autoridad, normas y
cumplimientos. Pues tenemos un hijo desubicado o desorientado, y NADIE
que lo conduzca.
El bebé no tiene un punto de orientación, más
que el que le indica su curiosidad o la satisfacción de sus necesidades
básicas. Son sus padres lo encargados de marcar el territorio posible de
transitar. Ellos indican el punto de orientación en función de que poseen
la propia orientación.
Conforme
va creciendo ese bebé, dichos Padres deberán seguir marcando los lineamientos
que de los distintos terrenos se deban saber… el terreno del niño, del escolar,
del púber, del adolescente, del joven… de esas edades, que no terminan de
golpear cada una a su modo, las puertas de la maternidad y de la paternidad.
Cuando decimos
que están perdidos los niños, adolescentes, etc., estamos hablando de algo
normal, ya que cada etapa es un desafío, un nuevo terreno a explorar. Necesitamos
nuevamente orientar en cada etapa.
Pero lo que olvidamos decir es que también los padres
pasan por etapas de crecimiento como tales, y que se encuentran las más de las
veces desorientados, tan desorientados como sus hijos.
Allí tenemos el tema que nos ocupa, la desorientación de
los seres en formación, y las de sus formadores, para decirlo de un modo que se
entienda.
Ahora, estos formadores, están ellos también en formación.
Porque la función Padres no viene dada, es algo a descubrir en la naturaleza de
cada uno, y va cambiando en cada etapa, porque el terreno a transitar (hijo) no
es el mismo de una etapa a la otra. El Padre como el hijo, son convocados a
realizar cambios permanentemente sin lugar a dudas.
Por esto hablamos de parir al Padre que hay dentro
de cada uno, parir en tanto descubrir las potencialidades, descubrir el modo
propio, único e irrepetible de ser Padre
En
la
Escuela para Padres, no hay
alguien que enseña, y alguien que aprende, en el sentido de alguien que tiene
el saber, y otro que no. El termino escuela hace alusión al lugar de encuentro
con un saber que esta dentro de cada ser, y que lo único que hacen los
profesionales es operar con los instrumentos necesarios para que el padre,
descubra lo que de Padre tiene.
Ayudamos
a parir al Padre de cada nueva etapa. Ayudamos a que vuelva a encontrar el
punto de orientación, su norte.
Estamos
convencidos de que es un tema de desorientación y no de incapacidad
Una
vez que a través del trabajo terapéutico el padre se logra encontrar en su eje,
allí sale de nuestra supervisión y se erige nuevamente en el portador de su
nombre.
Lic. Elisabet María Salerno.